lunes, 7 de mayo de 2012

"La sacerdotisa de la luna" de Emma Ros


No es muy habitual que todos los títulos de un mismo autor sean de mi agrado.

Ni siquiera mi idolatrado Jordi Sierra i Fabra lo consigue, tal vez porque cuenta en su producción con más de 400 títulos publicados.

Quizás, EMMA ROS sea la excepción, pero de momento, llevamos dos de dos.

La excelente investigación y contextualización del periodo histórico en el que ambienta su ficción que pudimos comprobar en su primera novela “En tierra de dioses”, en esta segunda propuesta “La sacerdotisa de la luna” se ve exaltada por un ritmo cinematográfico.

Las escenas son hábilmente detalladas, creando al lector una imagen llena de colorido y vitalidad.
Volvemos a situarnos a ambos del Atlántico en el periodo en el que Hernán Cortés ha destruido Tenotchilán, pero no ha podido aniquilar la fe de un pueblo.

Ameyali, la protagonista no está dispuesta a darse por vencida, incluso cuando sus dioses parecen haber sido derrotados por el “dios único” de los castellanos (el pueblo invasor), cuyas luchas internas por conseguir el poder acaban separándola de su hijo.

Mientras, en Barcelona, la vida de Martí Alzina da un vuelco. Obligado a alistarse en el ejército imperial, el joven averigua que en verdad es Martí de Osís i Prades, conde de Empuries, hijo de un barón que había pisado Tenochtitlán cuando se creía que los hombres blancos eran enviados de Quezatcoatl, su divinidad original.

Unidos por el destino, cuando el amor surge entre el noble catalán y la bella sacerdotisa, ella se verá enfrentada a una dolorosa decisión. Convertida en líder de su pueblo y sacerdotisa clandestina de todos los dioses, pronto descubre que la batalla se desarrolla en su interior.

Nos encontramos ante una novela histórica que utiliza una ficción para ilustrar el periodo de formación inicial de la sociedad colonial de la Nueva España. La ficción viene determinada por la evolución de la protagonista, Ameyali, y del resto de personajes que interactúan en su vida en una trama tejida a través de elementos costumbristas (medicina, vestuario, utillaje, …) y unas elección de hechos y personajes reales que influyen en la vida de los personajes ficticios.
Como hemos señalado, la novela parte de la caída de la “ciudad de los dioses” que se recrea de forma verídica, planificando la nueva ciudad anteponiendo un Santo/a cristiano al nombre indígena. Quiero remarcar que todas las alusiones sobre la construcción de la misma son reales y están documentadas históricamente.

Al igual que también es verídica la coexistencia de dos sociedades paralelas: la castellana y la indígena.  Refleja de forma extraordinaria con una fluida narración como políticamente se instauraron órganos de gobierno castellanos que regían directamente sobre los primeros colonos, y por otro lado, se mantuvieron órganos de gobierno mexicas, basados en los antiguos jefes de barrio sujetos a los conquistadores.

Todas las alusiones a Hernán Cortés son históricas, desde las fallida expedición a Las Hibueras (Honduras) hasta el clima político que le lleva a Castilla en el 1528 con los tesoros y la comitiva de naturales que hábilmente describe Emma Ros en su novela, su regreso a Nueva España, y la constante pugna de los miembros de la Real Audiencia por limitar su poder.
Barcelona y Roma son las dos ciudades europeas donde transcurre parte de la acción, además de una pequeña mención a la ciudad de granada.

En al ciudad condal se recrean gran número de referencias costumbristas como el sistema de gobierno, las menciones del Estudio de Medicina, el itinerario para ser licenciado, la piratería en la costa, … También son verídicas las alusiones ideológicas como los seguidores de Erasmus, hasta la expansión del luteranismo o el conflicto con el Rey de Francia y el Papa, así como la lista de los libros prohibidos. Cuando al acción se sitúa en Roma, lo hace en el episodio histórico conocido como el sacco de Roma.

Está documentado que la práctica de ritos paganos entre los indígenas perduró de forma clandetina, Emma Ros, se aferra a esta realidad histórica para inventar las acciones de Ameyali como líder religiosa de la comunidad. También son verídicas la descripción de la pirámide de Quetzalcóatl, así como las tres cámaras de su interior descubiertas recientemente, si bien, es fruto de la imaginación de la autora la cueva subterránea donde se realizan en la novela los rituales y la que parece ser su entrada al inframundo.

Entre el cristianismo y la clandestinidad de las antiguas religiones, surgió el sincretismo. Caso citado por la autora es el de la Virgen de Guadalue, en cuyo santuario se casaron Ameyali y Martí, los protagonistas, por el rito cristiano, a sabiendas que la representación de la virgen guarda una iconografía pagana que coloca así en el pedestal a los antiguos dioses.

La sacerdotisa de la luna es una novela sobre vencedores y vencidos, sobre las verdaderas fronteras del amor y sobre el nacimiento de una nueva sociedad.

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